"Fotografiar es poner en el mismo punto de mira la mente, el ojo y el corazón. Es una forma de vivir". Henri Cartier-Bresson"

sábado, 5 de marzo de 2011

Tres generaciones de una empresa familiar


Una foto familiar, esta que me acompaña hace varios años  al abrir el celular, es la excusa para contarles sobre algo que está escrito en un libro sobre nuestro querido balneario. "Sembrar en la arena" (cien años del balneario La Floresta) del escritor Hugo Martinez De León.

 En el dia de ayer, un amigo me envió en un sobre, un ejemplar del libro.
Este amigo me lo envía con una notita donde me comenta que le interesa mi opinión sobre el contenido del libro. Aún no lo leí, solo lo hice con el capítulo donde se transcribe una nota sobre nuestra familia, vinculada a la actividad laboral.
A mediados del año pasado, me cuesta recordar la fecha, Ocha Asuaga me pide si puede visitarme con un Sr. quien sería el autor de este libro, no quedándome claro con que fin, supuse que sería para ver que material fotográfico podía aportar. Una tardecita nos juntamos en casa, mi familia estaba pasando momentos difíciles a causa de la enfermedad de mi mamá, por lo que mi mente no estaba muy apta para concentrarme en está reunión. Comenzamos hablando de distintas cosas y etapas de La Floresta, en determinado momento me doy cuenta que lo estaba grabando, por lo que tomé mas cuidado en mis expresiones, ya que lo que estaba haciendo era recabar información y datos para confeccionar el libro.
Pasan los días, por múltiples razones me olvido del tema, al tiempo llega a mi escritorio unas hojas donde estaba escrito lo que supuestamente había expresado aquella tarde, con el fin de que hiciera las correcciones que me parecieran pertinentes. Seguí con mis prioridades y las hojas quedaron en un cajón, siempre con la intención de corregir ese texto que no me complacía para nada. Le solicito a una amiga el mail del Sr. y me contacto con él, me expresa que necesita urgente las correcciones, ya que se está por imprimir. A lo que rápidamente escribo, sin mucho espacio para reflexionarlo, el artículo que hoy esta impreso en el libro.
Realizo esta introducción para darle el contexto correcto al contenido del texto que voy a compartir con uds.
Siento, en este momento, que debo expresar lo que está significando este blog para mi, que empezó como algo novedoso, que alguna cosa podía escribir, alguna foto mostrar, pero se ha transformado en baul de mis sentimientos, donde voy colocando, según me brota, las emociones que experimento haciendo cosas que me gustan, si bien salen desde la fotografía, el escribir sobre ellas, me permite trasmitir emociones, que a la vez, al compartirlas con uds., y recibir los hermosos y sentidos comentarios, por distintas vías, personalmente, en el blog, por mail, con una llamada, van conformando un lugar al que vuelvo, muchas veces, solo para releer lo que escribí, y lo que recibí, experimentando siempre la misma emoción: de regocijo y agradecimiento por el cariño que recibo.
Ahora si el texto que figura en el libro:

Tres generaciones de una empresa familiar
 
En 1957 un carrocero del barrio de Capurro escuchó hablar de las posibilidades que ofrecía La Floresta para alguien con oficio de carpintero. Aníbal Ferraro se había especializado en la realización de cajas de madera para las camionetas Commer, una moda que marca la época de los ’50 en los detalles de lujo automotor. Ferraro trabajaba en un taller y su esposa en una fábrica textil.
Alquiló un galpón, frente a la panadería de Huertas, en la estación, y se animó a probar suerte. Hasta hace poco se veían las chapas del viejo taller, cruzando la ruta. Alquiló una casa frente a la de  los Lara, familia numerosa, representativa del pueblo, que con gran cariño ayudaron a no extrañar el fuerte cambio de vida . Había llegado con una valija, una caja de herramientas y una bicicleta como todo equipaje. Después de un año y algo más de trabajo compró en el balneario,  la esquina de la avenida Oribe y Lavalleja, que en aquellos días era un bañado pasible de ser rellenado en un futuro. Cuando pudo comenzó a construir un galpón con techo de chapa popular –la carpintería-, estructura que hoy es parte de la sala de la ferretería. Dividió el galpón en una pequeña área para transitoriamente transformar en dormitorio, un pequeño baño y una cocina, comodidades imprescindibles para vivir en el lugar de trabajo y no tener que pagar alquiler. 
Las inundaciones del ‘59 lo sorprendieron con el taller recién armado. Hubo restricciones de uso de luz y sólo podía trabajar de noche cortando madera en las máquinas para después armar y ensamblar en el correr del día. Mientras su mujer y su hijo dormían él hacía temblar las ruidosas máquinas para cumplir con mucha carpintería de obra.
Aun hoy Ferraro se encuentra con gente a quien proveyó de algún mobiliario: “Todavía tengo la cama que usted me hizo.” Era lógico: fabricaba muebles para toda la vida. La calidad de la madera de la época ayudaba al artesano, que con gran habilidad y profesionalismo transformaba la rustica madera en finas terminaciones. 
Su esposa, Sara,  lo ayudaba. Iba a Montevideo a buscar los herrajes, se encargaba de las cobranzas, hacía los mandados al laborioso carpintero. Y empezó a gestarse la idea de poner algo para que Sara se dedicara de lleno al comercio .Así nació, en 1965, lo que es hoy CIFER FERRARO, una ferretería que se ha ido transformando al ritmo del desarrollo de la zona. 45 años de historia de una empresa familiar que abarca tres generaciones.  La parte donde hoy están los electrodomésticos tiene el techo a dos aguas y es la construcción original de la ferretería. Las puertas y las ventanas las construyó Ferraro y  una de las puertas de entrada es justamente la que había desde el principio en la ferretería.
Había un corredor de ferreterías, Sazpe, quien armaba bolsitas separando los artículos con nombre para facilitarle la tarea de aprendizaje a Sara. “Le traigo todo separado pero trate de aprender porque la próxima vez no me voy a tomar el trabajo de hacerlo.” La ferretería empezó a crecer y paralelamente la carpintería de obra a mermar, en un proceso casi coincidente.. .
La ferretería se transformo en la principal fuente de ingresos y Ferraro se quedó con las máquinas grandes de la carpintería. En un momento las negoció y se armó un taller con máquinas más chicas para despuntar el vicio: circular, sinfín y garlopa lo acompañan aun hoy a modo de hobby.
En 1977 su hijo Daniel  se caso con Alicia y se incorporaron al negocio,
 de este matrimonio nacieron dos hijos, Natalia y Daniel (junior) consolidando un grupo familiar muy unido con el simple objetivo de ser felices y dedicar su esfuerzo a desarrollar una actividad comercial que los colmaría de satisfacciones a la largo de muchos años.
La década del 90 fue, desde el punto de vista comercial, una etapa de oportunidades, de desafíos, de dudas, y de decisiones importantes para consolidar la empresa.
“En el año 1998 somos invitados a conformar un grupo con otros ferreteros, son los comienzos del GRUPO CIFER, que nuclea desde hace mas de 10 años a nueve ferreterías en una estrategia común de desarrollo y sustentabilidad.
Experiencia muy enriquecedora, que consolida el posicionamiento en el mercado.
Los Ferraro descubrieron que no había en La Floresta un local donde se exhibieran muebles. Los vecinos turistas no renovaban las cosas porque era toda una complicación comprar para después trasladar, generalmente desde Montevideo. En 1994 “Abrimos un local frente al de la ferretería con ese fin, exponer muebles y accesorios para el hogar”, experiencia que resulto muy positiva ya que fortaleció el carácter de proveedor integral donde casi todas las necesidades del dueño de casa fueran resueltas, consolidando un vinculo muy fuerte con nuestros clientes, basada en la variedad de oferta, la seriedad, la honestidad y el respeto.  
 En el 2001 se modificó el local principal para agrandar el salón y se uniformizó.  Se concretó una gran superficie, integrando varias  etapas de construcción y reformas realizadas a través de los años.
Hay un antes y un después  a partir de 2002, tanto en lo social como en lo económico.
Cambiaron las reglas de juego y hubo que adaptarse a nuevas modalidades de comercialización
Cifer Ferraro” es una de las caras visibles apenas se ingresa en La Floresta. Ha pasado el tiempo para todos.“Yo les digo a los muchachos –dice Daniel con asombro- que el mostrador principal está en  el lugar donde estaba la cama en que dormía cuando tenía 3 años, hoy tengo 55.
 Y es que la ferretería es prácticamente la historia de toda mi vida”.
Vida que se ha forjado, junto a mi esposa, mis hijos y mis padres, en una comunidad maravillosa, donde me invaden los recuerdos de una niñez al aire libre, en una calle llena de amigos, corriendo atrás de alguna pelota.
De una adolescencia que nos formó como personas, donde la referencia de los mayores, que siempre tenían tiempo para dedicarnos e impulsarnos a realizar actividades formativas, y que generaron amigos entrañables que forman parte de mi mas preciados tesoros.
El agradecimiento a la gente, al cariño, al saludo diario, a la palabra de aliento, al respeto de lo intimo, a la solidaridad en las malas, es eterno.
Más allá de éxito comercial, de la oportunidad de que varias familias tengan su sustento al trabajar en la empresa, la relación con la gente que nos vio crecer, el recuerdo de los que ya no están, es un patrimonio inconmensurable que nos enorgullece cada día.
Solo tenemos  palabras de agradecimiento.

4 comentarios:

  1. Daniel, leí con mucha atención el relato de tu historia familiar y empresarial. La verdad es que seguí los detalles con mucha alegría al ver cómo a lo largo del tiempo tres generaciones pudieron ir forjando la familia y la empresa en forma tan exitosa. De mi parte les envío mis felicitaciones por todo lo que han logrado y por haber compartido juntos tantos años de trabajo.
    Fernando Etchebarne

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  2. Felicitaciones Dani!
    Una gran historia para una gran familia Ferraro!! Los que estan y los que siguen estando en el recuerdo diario...
    Amigos con los que supe disfrutar muchos buenos momentos, y que en cierta forma nos permiten formar parte (desde nuestro rinconcito) en esa historia familiar que seguiran forjando por muchos años mas!.
    A todos gracias.
    Gonza.

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  3. simplemente hermoso Daniel!...la verdad son una parte grande de La Floresta y sin dudas debe ser un orgullo para ustedes,abrazo y cariño grande para todos Carols Mazzuchelli

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  4. Leyendo la historia de tu familia rememoré también una parte de mi historia y la de mi familia en el hermoso Balneario La Floresta. Recuerdo en mi niñez remontar desde el Sarandí (zona en la cual veraneábamos) en bicicleta, hasta la ferretería a buscar cosas que siempre encontrábamos. También me viene a mis recuerdos cuando éramos adolescentes y en tus ratos libres, luego de haber ayudado a tus padres, nos reuníamos en el Club El Tiburón a realizar juegos y deportes. Éramos muchos en aquel entonces para nuestro regocijo. Gracias por compartir tus recuerdos. Un beso a tu querida y recordada familia. Mariela Moro

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