Punta Del Diablo, un lugar, un hermoso lugar en proceso de cambio, llegaron los inversores y lo transformaron en negocio, asi es el mundo.
No pretendo juzgar si está bien o mal, solo reflexionar sobre la realidad.
Urgando entre mis fotos me encontré con estas y pensé ¿cuantos de estas casitas fueron o serán demolidas?, y desde la fotografía siento el poder testimonial de la imagen.
Cuantos lugares con una fisionomía particular, en el corto plazo cambiarán, parece que unos cuantos, y tendremos opiniones y sentimientos encontrados, nos gustaba como era pero nos seduce la modernidad, a veces a costos altos de lo natural.
En ese mar de opiniones estarán los radicales, o los que se van amoldando a todo casi sin darse cuenta.
Punta del Diablo era un lugar bastante nombrado, conocido por algunos, disfrutado por unos pocos.
Hoy quien no ha estado en Punta del Diablo siente que está en falta, que es deuda pendiente, se transformó en moda, todos queremos ir alguna vez.
Respeto el sentimiento de los que le demolieron la casita donde disfrutó parte de su vida, eso es sentimiento, no se mide por lo legal, por lo justo, por lo que es costumbre, se mide en el corazón, y eso es de cada uno.
Lo unico verdadero es que nada será como era, muchos se deslumbran con lo de hoy y lo del mañana, y sienten nostalgia por lo pasado.
Yo soy uno de esos, pero tambien los años me enseñaron a pregonar: " Lo que está bien, no lo toques"
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